Empecemos apocalípticos: 2011 ha sido el peor año de la narrativa española del siglo XXI. No justifico este aserto con títulos y nombres nacionales, sino con clásicos: todos los que he leído porque no había nada mejor que leer, este año. El otoño ha sido especialmente anodino. La literatura no sólo ha de ser buena, sino también parecerlo. En España, en 2011, muchos libros ya parecían prescindibles antes de echarles un ojo. Las buenas novelas no lo son sólo después de leerlas, también suelen suscitar la espera.
El único libro que he esperado en 2011 ha sido El mapa y el territorio, de Michel Houellebecq. Fue una espera satisfactoria. Su condición epigonal dentro de la obra toda del autor francés no desmerece sus páginas. Hay algo bonito en ver a un autor hacerse viejo y, sobre todo, reírse de sí mismo.
En el capítulo de sorpresas, creo que Knockemstiff, de Donald Ray Pollock, es el mejor libro que se ha publicado en España en 2011. El hecho de que esté saliendo en muchas listas de mejores libros del año es una gran noticia. Se trata del conocido volumen violento que en España (incluso, en español) no puede firmarse, porque siempre habrá alguien que promueva un linchamiento. Knockemstiff, sí, es machista, racista, sucio, descorazonador. Pero gran literatura.
Otra sorpresa personal ha sido Cuentos completos, de Lydia Davis. La edición antañona de Destino es, además, todo un acierto.
Finalmente, Doctor Glas, de H. Söderberg, constituye asimismo una valiosa recuperación. Se trata de una novela muy representativa del fin de siécle, elegante en su prosa, enfermiza en su tema y que recuerda a las mejores nouvelles de Stephan Zweig.
En el apocalipsis patrio apenas puede uno destacar la nueva novela de Belén Gopegui, Acceso no autorizado, perjudicada críticamente –piensa uno- por no salir bajo su sello habitual, Anagrama. Es, bajo mi punto de vista, su mejor novela desde Lo real, una obra detonantemente política que consigue, al mismo tiempo, enganchar al lector, verbo que los supuestos escritores literarios deberían despreciar menos.
El resto, en español, se caracterizó por la reincidencia del snobismo en sus comezones intrascendentes. Se ha escrito mucho sobre padres y compañeros de pupitre. Lo ha hecho con dignidad Alejandro Zambra en Formas de volver a casa, mientras que otros han errado el tiro al vender su intimidad como arte.
Brindis aparte merece el cuento. Después de atiborrarnos de refacción en artículos y antologías, el cuento español ha sido lo mejor del año literario nacional. Hacerse el muerto, de Andrés Neuman, Pampanitos verdes, de Óscar Esquivas, y Los ensimismados, de Paul Viejo, han merecido de verdad la pena.
Entre las novelas traducidas, no me gustaría dejar sin negritas el Pigmeo de Chuck Palahniuk, y Purga, de Sofi Oksanen.
Y, finalmente, la lectura muy tardía de Días de llamas (1979), de Juan Iturralde, me mueve a decir que no existe una obra mejor en la literatura española que haya sido tan vilmente ninguneada.
es legión.
Debería leer más y sobre todo, mejor.
¿De verdad te «dedicas» a este rollo? Pásame al dealer de plástico.
Olmos, y qué decir de ese Ejército Enemigo, vilmente ninguneado por el Babelia (57 criticos x 10 votos = 570 votos, de los cuales te llevas 1 punto) y otros medios, muy a pesar de Claudio Traduceamericanos Lamadrid…? Jajaja, me descojono! El repartidos de varapalos publica un texto onanista con una falsa portada a ver si pilla ventas con el rollo 15-m, aunque esa cosa (novela?) no vaya de eso. Venga, Olmos, a seguir vendiendote con el Sánchez-Dragó, a ver quien tiene el Ego más herido de los dos.
Uf, «Acceso no autorizado» es un muermo. Horrible. «Lo Real» se dejaba leer, pero este último parece escrito rápida y descuidadamente.
Me voy, que me tengo que bajar una novela de la Extebarria :P
Coincido con RB.
Acceso no autorizado, ya lo indica el título, un pestiño entre real soviético socialista y la ciencia ficción de la Escuela de Letras de turno. Doloroso.
Claro que Olmos tiene que pagar favores a Mondadori y amigos, ya que ha sido uno de los chascos de la temporada, en cuanto a expextativas > ventas.
Qué jodida debe estar la literatura. Parecéis todos maricas despechadas. Malas.
Entre lo mejor de lo mejor del 2011, colocaría ‘Ejército enemigo’ ahí no más, al ‘costadito’ de otra GRAN novela: ‘El mapa y el territorio’, de Michel Houellebecq. Si, como dice Olmos, no fue un buen año para la narrativa española, su novela fue la CLARÍSIMA excepción.