Este 12 de abril, en la arena del MGM Grand, de Las Vegas, Nevada, Timothy Bradley perdió no una sino dos peleas de boxeo. La primera sucedió ante una variada multitud de estrellas de cine, contendientes, y ruidosos filipinos; la segunda la perdió Bradley en su cabeza, en ese sitio inescrutable donde había guardado una de las más bizarras certezas: su victoria sobre Manny Pacquiao en su primer enfrentamiento.
Con esta victoria del filipino, el boxeo recupera cierto orden cósmico, al corregirse una falta apabullante, y al dejar en claro que un gran peleador viejo siempre será mejor que un muy buen peleador joven.
Durante 12 rounds Bradley usó su atleticismo para eludir y evitar golpes certeros por parte de Pacquiao (y su defensa, sin duda, debe ser considerada entre las mejores actualmente), y si bien ganó algunos rounds, la actividad ofensiva de Pacquiao fue lo suficientemente potente como para fatigar a un joven atleta como Bradley.
La pelea fue competitiva, por supuesto. Y temprano, Bradley fue capaz de mostrar cierto poder y contundencia, en especial cuando una derecha levantó del suelo a Pacquiao, lanzando una onda vibratoria que la madre de Pacquiao (a quien HBO seguía morbosamente) pareció sentir más que nadie. Fuera de eso Bradley fue más genio defensivo que otra cosa. Y cuando hacia el octavo Pacquiao se hizo del control mental y físico de la pelea, Bradley comenzó a dar una pelea confusa, sin un objetivo claro excepto el de mantenerse en la pelea con remedos de combinaciones y movimientos de cadera que sin embargo no le ganaban rounds.
Para Pacquiao, quien llegó a esta pelea vía previa destrucción de un limitado Brandon Ríos, esta pelea es (y muchos dirán lo mismo) una suerte de redención. Sus acciones habían tocado su punto más bajo cuando Juan Manuel Márquez lo hizo polvo gracias al nocaut que todo el mundo, literalmente, conoce. Con esta victoria Pacquiao vuelve a insertarse en diferentes conversaciones cuyas etiquetas, libra por libra, welter, Juan Manuel Márquez, Floyd Mayweather, volverán loca a la blogósfera durante un buen tiempo.
Lo cierto es que Pacquiao ha demostrado que incluso en el crepúsculo de su carrera es capaz de vencer a casi cualquier oponente en el mundo. Y esa circunstancia siempre ha sido una medida exacta para calcular la grandeza histórica de un peleador.
nació en 1979. Vive en la ciudad de México.
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