Doris & Me

disky y lessing

Jeny Disky y Doris Lessing en 1963

 

Cuenta Jenny Disky en la última edición del London Review of books sobre cuando se fue a  vivir a casa de Doris Lessing, en Charrington Street, al norte de King’s Cross, en Londres, en 1963 (pocas semanas después de que Sylvia Plath se suicidase), donde llegó con quince años (Lessing era la madre de un compañero de la escuela de Jenny), después de haber estado entrando y saliendo de hospitales psiquiátricos. En un acto de caridad, Lessing (que, en aquel momento, contaba con 44 años y un hijo: Peter) acogió a la entonces quinceañera Disky, para que pudiese estar en una familia y reanudar sus estudios.

Y este es el clima que reina entre los amigos de Lessing y con el que se encuentra Jenny Disky:

«Everything was talked about, judged, argued over. None of Doris’s friends just went to the movies or the theatre for fun, however much they enjoyed it. Enjoyment wasn’t enough. You needed to know how what you were seeing and hearing ‘worked’ or didn’t, which sometimes was quite separate from how enjoyable it was. A film or a play was an event that only began with the experience of it. They were the basis for opinions, for conversations and for arguments that went on sometimes late into the night, over red wine, or occasionally a joint of the marijuana that, as an experiment, Doris had grown from seed in the garden the previous summer and which she dried in the airing cupboard with the towels.»

El dilema de Disky es que no es capaz de hacerse con su propio punta de vista sobre las cosas; dice: «Like a Calvinist, always already one of the elect or doomed, I couldn’t think of myself as having that elusive and essential taste or understanding».

Disky, que ya había sufrido episodios de silencio en su preadolescencia (negándose a hablar), a los pocos meses de estar en casa de Lessing, siente que de pronto tenía algo que decir, necesitaba saber la respuesta a una pregunta que no podía ser respondida. Dilema que finalmente le plantea a Lessing, y esta, a su manera (escribiéndole una carta, pero no sin antes estallar en una pura furia), la resuelve.
Para enterarse de todos los detalles (que no conviene que les revelemos aquí, sencillamente les diremos que se trata de un proceso de maduración) pueden leer el texto íntegro, aquí.

by J.S. de Montfort

es autor del libro de relatos Fin de fiestas (Suburbano, 2014), además de crítico literario y miembro de la AECL (Asociación Española de Críticos Literarios). Escribe sobre arte y cultura para diferentes medios impresos y digitales. Forma parte del equipo editorial de Hermano Cerdo.

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