Escritores que nos caen mal

En una entrevista reciente para la revista JotDown –aquí-, decía el escritor español Javier Calvo (Barcelona, 1973) al ser preguntado sobre la construcción de la imagen pública del escritor que:

«Creo que hay mucha gente en general, no sólo escritores, que son prisioneros de su imagen pública. Pero escritores también, sí. Muchas veces el tipo de personaje que se construyen puede que no sea el que corresponde con el literato tipo Umbral o Cela , pero no deja de ser también una imagen.»

Y es cierto que -cada vez más- se percibe esa construcción artificiosa y ello, en innumerables casos, acaba produciendo cierto comprensible rechazo por parte de los lectores.

Si es este su caso, sepa, pues, que Vd. no es la única persona que ha sentido aversión por la pomposidad de la imagen pública creada por determinados escritores y escritoras y que ya en 1969, Noël Godin, un anarquista belga también conocido como Georges Le Gloupier o El Entortador, convirtió su indignación en un atentado artístico al estamparle un tartazo en toda la cara a Marguerite Duras.

Pero merece la pena demorarse un segundo en la gestación de la técnica del tortazo.

Verán, todo comenzó con la creación en su juventud por parte de Noël Godin de un alter ego llamado Georges Le Gloupier, cuya ocupación era la crítica cinematográfica en la revista de cine de la Liga Católica Belga,  y que solía firmar unas reseñas feroces y publicar entrevistas ficticias. En una de esas, a Godin se le ocurrió inventar en una de sus columnas que la escritora Marguerite Duras le había lanzado un pastel a la cara.

Al poco tiempo, Duras visitó Bélgica para asistir a un festival y allí vio Godin la oportunidad perfecta para que la ficción se tornase realidad y así vengarse por la falsa provocación (inventada por él mismo) y, ¡zas! le lanzó un tortazo a la cara a la escritora francesa.

El hoy sexagenario anarquista dice utilizar para sus propósitos sólo «proyectiles de corteza delgada y relleno ligero para no causar daño con el impacto» para sus ataques, unos atentados que se justificarían por «la búsqueda de una sociedad libertaria», según Godin.  Y es que, en la base de todo, está el hecho de que una herida física acaba cicatrizando, pero una herida en el ego sería incurable. «Nuestra violencia es real pero simbólica. Hacemos mucho daño a los entortados, pero en su autoestima. Es terrorismo real, pero burlesco», cuenta Godin.

Así, en sus más de 40 años de actividad dadá (lo que Maurice Charland, un experto en comunicación pública llama, en cambio, retórica de la irreverencia), Noël Godin habría «entartado» a personajes tan variopintos como Bill Gates, Sarkozy, Bernard-Henri
Lévy o Jean-Luc Godard, el secretario de Inmigración belga, Melchior Wathelet o el ex ministro del Interior francés,
Jean-Pierre Chevènement.

«En los últimos años, su grupo de seguidores ha crecido y ahora distintos grupos de izquierda con cierto espíritu anarquista utilizan su método de terror. Hoy hay entortadores en Australia, Canadá, Filipinas y Holanda» cuenta Inti Landauro en su perfil sobre Godin titulado El terrorista dulce, publicado en la revista peruana Etiqueta Negra y que se pueden leer íntegro –aquí-.

Resulta extraño que las prácticas pasteleras de Godin no hayan calado en el ámbito hispano, porque la verdad es que escritores pomposos merecedores de un buen tartazo, pues  tenemos unos cuantos y apuesto a que seguro que a Vd. querido lector se le han venido a la cabeza varios nombres mientras estaba leyendo este post.

by J.S. de Montfort

es autor del libro de relatos Fin de fiestas (Suburbano, 2014), además de crítico literario y miembro de la AECL (Asociación Española de Críticos Literarios). Escribe sobre arte y cultura para diferentes medios impresos y digitales. Forma parte del equipo editorial de Hermano Cerdo.

3 Replies to “Escritores que nos caen mal”

  1. 2
    Grieving father

    Es verdaderamente dulce; puestos a soñar con utopías más o menos libertarias, a mí me gustaría que todos los terroristas (tanto los ‘legales’ como los ‘ilegales’) adoptaran este método de acción.Al menos, el gremio de los pasteleros estaría agradecido, no me cabe ninguna duda. Curioso el post, JS; revelador e instructivo, como siempre.

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