Michael Seidenberg es un librero de viejo norteamericano de esos de toda la vida. Comenzó a vender libros en los años 70 y hasta hace unos pocos años tenía su tienda en Nueva York, pero debido a los precios prohibitivos del alquiler y los magros márgenes de beneficio de los libros, tuvo que cerrar.
Así que se encontró con un buen montón de libros con los que no sabía qué hacer y su ilusión por querer seguir siendo librero, pues para él no es esto una profesión sino, más bien, un modo de vida. Por ello encontró una solución alternativa y decidió llevarse los libros a su propio apartamento de la calle 84 de Manhattan, donde sigue operando al modo de librería, pero esta vez de un modo secreto, pues no está abierto al público y sólo se puede acceder por invitación (las solicitudes se pueden hacer aquí y sepa que será Vd. bienvenido si promete llevar una botella de buen vino).
Pueden ver al propio Michael Seidenberg haciendo de guía por su tienda doméstica-aquí-. El shooting de este primer vídeo es de hace un par de años, pero hay un vídeo más reciente realizado por Andrew David Watson –aquí-, donde además se incluye un pequeño fragmento de la entrevista que mantuvieron ambos al respecto de la actividad librera de Seidenberg.
La moraleja es clara: siempre hay modos de hacer lo que te gusta, sólo has de encontrarlos y darte a ellos con ahínco.
es autor del libro de relatos Fin de fiestas (Suburbano, 2014), además de crítico literario y miembro de la AECL (Asociación Española de Críticos Literarios). Escribe sobre arte y cultura para diferentes medios impresos y digitales. Forma parte del equipo editorial de Hermano Cerdo.
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