La semana en cinco clicks

 

 

1.

El escritor Daniel Saldaña París (México DF, 1984), en su última columa para la revista MásporMás («Autores más robados»), escribió sobre el libro como fetiche y el robo -de libros- en tanto que placer estético.

Dice:

«yo elegí el oficio que tengo –editor y escritor– porque me permite robar libros impunemente.»

Pues eso.

 

 

2.

Cuenta Winston Manrique Sabogal en El País que el «ecosistema del mundo del libro [español] está en riesgo». Y, por ello, la FGEE (Federación de Gremios  Editores Españoles) y demás grupos del sector, propondrán al gobiern español un Plan Integral de Fomento del Libro y la Lectura.

Cuenta Sabogal que este SOS surge:

«frente a la inacción o acción deficiente de los diferentes gobiernos ante la falta de políticas adecuadas en educación y fomento de la lectura, el equivocado enfoque más comercial que cultural del propio sector editorial y cierta apatía de la sociedad frente al libro».

A este respecto, Daniel Fernández, director de la FGEE, dice que:

«Este es uno de los fracasos de la democracia. Nuestros hábitos de lectura no han crecido de la misma manera que lo han hecho nuestra riqueza y desarrollo”.

Desde el año 2008 la facturación ha caído en un 40% y la industria española ha retrocedido al nivel de hace dos décadas.

En el programa «La hora cultural», de La tarde en 24 horas de rtve, aquí, reflexionan sobre este tema, preguntándose: ¿se convertirá la lectura en reducto para una élite?

 

 

 

3.

 

Nos enteramos de que el escritor colombiano Oscar Collazos (Bahía Solano, 1942) tiene ELA (esclerosis lateral amiotrófica), y esta semana, en su columna de El Tiempo, publica una carta abierta al dr. Llinás, con el propósito de «conocer su opinión sobre la enfermedad».

Se trata de una columna breve, pero dura, donde Collazos habla de la «pérdida acelerada de masa muscular y [del] debilitamiento del aparato respiratorio», así como de las dificultades de deglución y retrocesos en el habla. Sin embargo, parece ser que su actividad intelectual sigue intaca, y cuenta también Collazos que ha descubierto «una forma de espiritualidad que, a lo mejor, permanecía dormida en mi conciencia».

Pueden leer la columna íntegra aquí.

 

 

 

4.

La escritora norteamericana Harper Lee (Alabama, 1926) ha anunciado esta semana una secuela de Matar a un ruiseñor. Se llamará Go Set a Watchman y la publicará Random House en Inglaterra (y países de la Commonwealth) y HarperCollins en los Estados Unidos.

Parece ser que es una novela escrita en los cincuenta y perdida hasta hoy. En ella aparecen los mismo personajes que en Matar a un ruiseñor, pero veinte años después.  Harper Lee, en su momento, envió a un editor la novela Go Set a Watchman, y este le sugirió que sería mejor si lo intentaba de nuevo, concentrándose en los flashbacks de la vida de los personajes en Maycomb, Alabama, en la época de la Depresión. Y que, de ahí, surgió To kill a mockinbird, la primera (y última) novela publicada por Lee, y que apareció cuando la autora contaba con 34 años. Con ella, ganaría el Pulitzer y, dos años después de su publicación, se convertiría en un filme clásico de Hollywood.

 

 

 

 5.

 

Es algo que yo mismo he sentido, ese desamparo que viene al descubrir cómo las cosas que uno escribe en Internet, pasado un tiempo, desaparecen, y tu currículo queda frustrado, pues tú dices que escribiste tal cosa en tal momento y que tienes tal y tal experiencia, pero, sin embargo, esas pruebas de tu trabajo desaparecieron de la web. Las referencias se volatilizaron. Todo ese trabajo tuyo… zas, ya no está.

Es lo que cuenta Carter Maness en The Awl, en un ensayo titulado «All my blogs are dead».

«The internet is inherently unstable», escribe Maness. A lo que añade su propia experiencia: «Most of the media outlets I’ve written for have folded and then were flat-out deleted.» Pueden leer su historia completa -y frustrante- aquí.

 

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Por nuestra parte, esta semana hemos publicado la crítica del libro Yo vi a Nick Drake (Rey Lear, 2014), del escritor mallorquín Eduardo Jordá, además de nuestra habitual sección de notas.

 

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