¿Qué hacemos con Francisco Tario?

TARIOTARIO

El escritor Francisco Tario

 

Leemos en una nota de Christian Mendoza en la revista La Tempestad, y que lleva por título «El escritor oculto», sobre el problema del canon de literatura mexicano y, de qué modo se pueden acomodar los escritores raros, underground, marginales, a él. Es el caso del escritor fantasma Francisco Tario (1911-1977), cuya obra cuentística completa fue publicada en 2004 por Lectorum y al que ahora, el Fondo de Cultura Económico se ha empeñado en rescatar al completo (incluyendo sus novelas y obras teatrales), publicando toda su obra [1. En España la editorial Atalanta publicó en 2012 «La noche»].

Dice Mendoza que en México, gran parte de los autores que se revisan «se confunden con figuras de poder», que su enaltecimiento se debe más «a su presencia política que a sus méritos estéticos». Y se acuerda de escritores olvidados, no incluidos en el canon (Vicens, Vicente Melo, Papasquiaro, el Gurrola escritor). Así las cosas, se plantea Mendoza de qué modo se habría de revisar la obra de Francisco Tario, un escritor que no hizo parte de ninguna corriente literaria ni se adscribió a grupo literario alguno, «una nota discordante en el panorama de las letras en México», como dice Rodrigo Pardo Fernández, quien nos recuerda que «su única profesión reconocible fue la de portero en un equipo de futbol profesional durante seis años»; se sabe que fue copropietario de un cine, y una apasionado del piano. Que pasó enclaustrado el final de su vida, tras la muerte de su esposa Carmen, en 1967. Que fue vecino -y amigo- de Carlos Fuentes y que los temas de su obra son la poesía, la muerte, el amor y la locura. Que fue autodidacta, y naturista, y que viajaba a menudo a Llanes (Asturias), de donde era originaria su familia. Y algunas pocas cosas más: que era un poco dandi, que no tocaba el dinero ni los metales, que «no parecía interesarle muchos los problemas sociales y tenía una percepción algo pesimista del tiempo que le tocó vivir», nos cuenta Juan Malpartida.

En 2006 el escritor Geney Beltrán Félix escribió sobre Tairo, quien en realidad se llamaba Francisco Peláez Vega [2. Extraído de Dos escritores secretos. Ensayos sobre Efrén Hernández y Francisco Tario (Tierra Adentro), publicado en el propio blog del autor, aquí]:

«El hecho de que sus textos se sientan hoy y estén más vivos que los de muchos escritores contemporáneos, suyos y nuestros, que cultivaron y cultivan la vanidad, los premios, las medallas, las publicaciones y los aplausos, podría ser la señal que proclame una realidad digna de difusión más diáfana: que la escritura verdaderamente viva y necesaria a veces tarde y casi nunca temprano conoce su destino fértil en el ánimo de sus lectores, habitantes todos de esa patria ajena, ingrata: el futuro.»

Reclama Christian Mendoza que se haga una lectura atenta y serena de la obra de Tario, pide pues Mendoza que no se le aplique, sin más ni más (y es uno de los malos hábitos de la crítica) cualquier adjetivo auxiliar; a saber: marginal, de culto, inclasificable. Que la crítica se esfuerze un poco, pide Mendoza, por tratar de descaricaturizar a Tario y de analizar sus contribuciones a la narrativa mexicana y ver de qué modo éste amplió (o no) los horizontes del canon mexicano del siglo XX.

 

 

by J.S. de Montfort

es autor del libro de relatos Fin de fiestas (Suburbano, 2014), además de crítico literario y miembro de la AECL (Asociación Española de Críticos Literarios). Escribe sobre arte y cultura para diferentes medios impresos y digitales. Forma parte del equipo editorial de Hermano Cerdo.

0 Replies to “¿Qué hacemos con Francisco Tario?”